Torre Eiffel

Historia

En junio de 1884, dos ingenieros de la empresa Eiffel, Maurice Koechlin y Émile Nouguier, jefe de la oficina de proyectos y el jefe de la oficina de métodos, respectivamente, estudian el proyecto de una torre metálica de 300 metros.

 

Este dibujo, realizado el 6 de junio de 1884 por Maurice Koechlin, es el primer boceto de la torre de 300 metros, que más tarde se convirtió en la Torre Eiffel.El 6 de junio exactamente, Maurice Koechlin realiza el primer croquis del edificio. El dibujo representa una torre alta de 300 metros, donde las cuatro caras curvas están unidas por plataformas cada 50 metros hasta llegar a la cumbre. Gustave Eiffel dice no estar interesado en el proyecto, sin embargo, les concede a los diseñadores la autorización para proseguir con el estudio.

Stephen Sauvestre, arquitecto en jefe de la empresa Eiffel es llamado para colaborar en el proyecto y vuelve a dibujar completamente el el edificio para darle otra envergadura: añade un pesado pie de mampostería y une la torre hasta el primer piso mediante arcos, reduce el número de plataformas de cinco a dos, hace del diseño de la torre algo parecido a un faro, entre otros cambios.


 

Esta nueva versión del proyecto, embellecida con barniz decorativo, es presentada de nuevo a Gustave Eiffel, que en esta ocasión, se muestra entusiasta con el proyecto; hasta tal punto que deposita, el 18 de septiembre de 1884, en su nombre y los de Koechlin y Nouguier, una patente para «una nueva disposición que permita la construcción de pilas y torres de metal con una altura superior a 300 metros». poco tiempo después compra los derechos de Koechlin y Nouguier, para obtener los derechos exclusivos sobre la futura torre que, por lo pronto, lleva su nombre.
 
Se qomenta que inicialmente el ingeniero francés Gustave Eiffel había llevado su proyecto a los responsables del Ayuntamiento de Barcelona, para construir la torre en celebración de la Exposición Universal de Barcelona, en 1888; sin embargo, los responsables del ayuntamiento barcelonés entendieron que era una construcción extraña y onerosa, que quedaría fuera de contexto en el paisaje urbano.

Posteriormente ya en Francia tratará de convencer a Édouard Lockroy, el Ministro de Industria y Comercio de ese entonces, para que lanze un concurso que tenga por objeto «explorar la posibilidad de elevar en el Campo de Marte una torre de hierro con una base de 125 m² y una altura de 300 metros». Las modalidades de este concurso, efectuado en mayo de 1886, se parecen tanto al proyecto defendido por Gustave Eiffel que casi se podría creer que fue escrito de su propia mano. Por supuesto, Eiffel no lo hizo, pero es evidente que su proyecto tiene grandes posibilidades de ser elegido para figurar en la Exposición universal que se realizará tres años más tarde. Todavía tiene que demostrar que no es un objeto que sirve puramente de adorno, sino que puede cumplir otras funciones. Al poner delante de todo el interés científico en la torre, obtiene indudablemnte algunos puntos a su favor.

Eiffel no conoce de antemano el resultado del concurso. La competencia se torna dura. 107 proyectos son presentados, pero finalmente Gustave Eiffel gana la competencia, lo que le permite construir su torre para la Exposición Universal de 1889, al igual que Jules Bourdais, quien hará lo suyo con el Palacio de Trocadéro, quien en vez de usar hierro, prefirió el granito.

El genio de Gustavo Eiffel no reside en la concepción del monumento, sino en la energía que gastó a hacer conocer su proyecto a los gobernantes, a los responsables y al público en general, para poder construir la torre; y, cuando lo logró, en la inversión para hacerlo, que ante los ojos de todos, seguía siendo un simple desafío arquitectoral y técnico o un objeto puramente estético (o inestético según otros).

También financió con sus propios fondos algunos experimentos científicos llevadas sobre o desde la torre Eiffel, los cuales permitieron perpetuarla.

Enseguida se plantean dos problemas: el sistema de ascensores que no satisface al tribunal de selección, lo que obligó Eiffel para cambiar de proveedor, y la ubicación del monumento. Inicialmente, se considera colocar el edificio justo al lado del Sena o al lado del Antiguo Palacio del Trocadero (ahora Palais de Chaillot), pero finalmente se decide colocarlo justo sobre el Campo de Marte, lugar de la Exposición, y hacer de la torre una especie de puerta monumental.

 

Uno de los ascensores que ocupará los pilares este y el oeste.La ubicación y la manera de construir y operar estarán sujetos a un acuerdo firmado el 8 de enero de 1887 entre Édouard Lockroy, Ministro de Comercio, quien actúa en nombre del Estado francés, Eugene Poubelle, prefecto del Sena, actuando en nombre de la ciudad de París y Gustave Eiffel, actuando por su propio nombre y no por el de su empresa. En esta acta oficial se especifica el coste estimado de construcción, que será de 6,5 millones de francos pagados en ese momento, además de aportar hasta 1,5 millones de francos por gastos no previstos; el resto será pagado por una sociedad anónima creada por Gustave Eiffel y financiada por él mismo y un consorcio de tres bancos, la cual tendrá como objeto específico la explotación de la torre. El texto también establece una serie de disposiciones, como:

 

-|- el precio de las entradas durante la Exposición Universal (artículo 7)
-|- que 300 entradas por mes (como máximo) serán gratis
-|- que en cada piso debe reservarse una sala especial para realizar experimentos científicos y/o militares
-|- que estará disponible gratuitamente a las personas designadas por el Comisario General (artículo 8) 

Desde la primera semana, a pesar de que los ascensores no funcionan todavía, 28.922 personas suben a pie en lo alto del edificio. Finalmente, de los 32 millones de entradas reservadas para la exposición, alrededor de 2 millones de turistas que visitan la torre.

Finalmente, el artículo 11 estipulaba que:

«Después de la exposición y al momento de la entrega del parque Campo de Marte, la ciudad se convertirá en propietaria de la torre, con todos los beneficios y los costes relacionados; Pero el Sr. Eiffel, como premio complementario a sus trabajos, conservará los beneficios sobre el edificio hasta la expiración de un término de veinte años, plazo que contará a partir del 1 de enero de 1890; terminandose el plazo, estos beneficios se devolverán a la Ciudad de París. La entrega de la torre se hará después de estos veinte años, se entregará en buen estado de uso y mantenimiento, aunque se podrá exigir al sr. Eiffel reparaciones especiales».